Nos imaginamos una mañana cualquiera en las oficinas de Sony:
Y así, EMEIE y su equipo terminaron en París, sin tratar de fingir siquiera que la ciudad era Buenos Aires, y lo único que la quentente pidió a cambio del recorte de presupuesto fue barra libre en una boulangerie. Claro que después de pedirse unos sobaos y cuatro croissants, se dio cuenta de que sólo llevaba encima pesos argentinos y tuvo que salir huyendo con la bolsa de papel. La policía la arrestó horas después, con ella respondiendo «ché, boludo» a las acusaciones de hurto sin violencia.
El caso es que EMEIE ha sacado su lado de chica mala, no por este ficticio episodio de la boulangerie, o por otro que habíamos pensado en el que la intérprete de clásicos como ‘Chiquitite’ era reina del cancán en el famoso ‘Moulin Rouge’ de la capital argentina, sino porque ella tiene una gran reputación, una reputación que podríamos denominar incluso «chévere» -o «cheveroix», según- y no duda en sacarla: EMEIE es una chica mala (no, no, no) y pa’ Francia lo malo.
Cual si se dispusiera a tirar la fruta en la frontera, la otrora líder de La Oreja De Van Gogh posa dentro de una serpiente, se coloca la capucha, se la descoloca, pasa por un puente, canta R&B entre efectos glitch -gyal- y finalmente dice sí a la vita y sí a la emozioni, llevando al máximo su interculturalidad: posa delante de La Torre Eiffel, uno de los más conocidos lugares turísticos de La Argentina, con un vestido de gasa.
Obviamente entre la gente allí presente, porque su tía, la del catering de Futuroscope, no iba a pedirle a la gente que abandonara el lugar. Fantasía a cargo de la nueva reina del hip-hop patrio, que está lista para conquistar el underground con ‘Mi Buenos Aires’. Look what you made her do.
