Crítica

‘Tu Reflejo’ | La primera baja de la política del «aquí y ahora» de ‘Operación Triunfo 2017’

‘Tu Reflejo’ | La primera baja de la política del «aquí y ahora» de ‘Operación Triunfo 2017’

Cuenta la tradición de ‘Operación Triunfo’ que, en sus ediciones de mayor éxito, el primer disco suele llegar de la persona más inesperada. En ‘OT 2017’, cabía la posibilidad de que muchos concursantes salieran a dar el primer paso, pero fue Mireya Bravo, sexta expulsada de la edición, la primera en anunciar álbum. La muchacha lo anunciaba casi de carrerilla, anticipándose en una semana a un Cepeda que venía abriendo boca desde hacía meses, con la composición de sus temas y los adelantos de varias canciones.

Del disco de Mireya Bravo poco se sabía cuando fue anunciado. Es más, poco se sabía el mismo día que veía la luz al completo, porque la discográfica, Pep’s Records -filial de Universal encargada de los concursantes de ‘La Voz Kids’-, no había siquiera lanzado el primer single, ‘Corazón Vendío’, que llegó a las plataformas al tiempo del disco.

No hacía falta hacer esfuerzos: el sello contaba con que las firmas de discos y el empuje del formato le sirvieran a Bravo para hacerse un hueco en la lista de ventas con ‘Tu Reflejo’, y así ha ocurrido: el disco lleva casi un mes entre los 10 más vendidos tras su entrada al #2. La viabilidad comercial, como decimos, estaba casi garantizada, pero ¿en qué situación de futuro deja este primer disco a Mireya Bravo?

Antes de analizar más a fondo su contenido, nos detenemos a hablar de los tres mejores cortes del álbum.

 

Corazón Vendío

El primer single del disco es, de hecho, posiblemente el único single del disco: la única canción capaz, dentro del álbum, de tener la mínima chispa comercial, la mínima gracia para hacerse con un hueco en los chiringuitos. Porque está pensada para eso, para el consumo rápido, el aquí y ahora, como vestida de aquel encanto kitsch de los lanzamientos de Vale Music en los primeros dosmil.

La producción es plasticosa, los efectos sci-fi que visten de fondo las estrofas, como en un intento de dotarlas de intensidad, pueden resultar hasta graciosos, y su estribillo, reminiscente de los lanzamientos de aquel primer ‘OT’, invita al baile tanto como a la risa. Al menos, el proyecto puede presumir de un primer single simpático.

 

Por Qué

«Por qué te escondes de mí, por qué me voy a un rincón, incapaces de reconocer qué es lo que nos falló». Así, sin demasiado nexo gramatical siquiera, se desarrolla nuestro segundo tema elegido del disco, ese que intenta lucir la capacidad de Bravo para las baladas. Un absoluto cliché sacado del catálogo de su sello, que hubiera acabado en manos de cualquier otro cantante de concurso express de no haber terminado en las de Mireya.

Es la clase de corte gratuitamente emocionante que haría las delicias del fanbase de cualquier amante del pop en español sin demasiado criterio selectivo. Una balada aceptable, pero tan blanda que palidece al lado de cualquier mínima competencia.

 

Vive

Si algo no se le puede echar en cara a Mireya, es no haber tocado todos los palos posibles dentro de su registro. En ‘Vive’, se viste de rock latino, de arreglos presuntamente bossanova, y emula al Carlos Santana de ‘Supernatural’ en su versión de andar por casa. Intenta ser sexy, pero falla estrepitosamente, porque al igual que en el resto del álbum, Mireya no interpreta absolutamente nada, cacarea las letras y pentagramas que le han colocado delante, y resulta excesivamente evidente.

Por lo menos, la canción tiene una intención bastante más clara que muchos otros cortes del trabajo.

 

Y es que no hay el mínimo mimo en ‘Tu Reflejo’, y nadie parece haber intentado disimularlo. Todo son prisas, todo se nota a medio fabricar, a medio pensar, a medio trabajar: el primer disco de Mireya Bravo es una auténtica chapuza que ni siquiera viene cargada de buenas intenciones o algún esfuerzo que apunte a un proyecto de interés. Entre los pastiches de Malú que suenan a grabados hace 10 años (‘Me Cuesta La Vida’, ‘En Alma Y Cuerpo’), los imposibles arreglos rock de banda sonora Disney de hace más de un lustro, las melodías rancias mil veces escuchadas en productos mucho mejores… Mireya ha caído en la trampa de buscarse una salida viable después del concurso a la mayor velocidad posible.

Y funcionará en las próximas semanas, porque sería escandaloso que no lo hiciera con semejante fanbase de fondo, pero no apunta a nada positivo de cara a su futuro. Es que ni siquiera en su voz uno encuentra refugio: Mireya es una buena cantante, pero todos los esfuerzos por dotar de epicidad a sus canciones caen en saco roto. Hay muchísimas notas planas, canciones pensadas para gente con un mayor rango vocal, y un perfil entre el melodrama y la verbena que no termina de acertar apuntando en ninguna dirección.

Existe un halo de tristeza que invade todo ‘Tu Reflejo’, en la confusa producción R&B de ‘Mentiras De Papel’, que termina pareciendo algo para ‘Camp Rock’, en el momento flamenco forzado de ‘Te Amaré’ -en la que Mireya ha tenido que colaborar con José María Ruiz, ganador de ‘La Voz Kids’, algo que vuelve a teñir de prefabricado y barato el disco- y en el empeño de sonar a sus ídolos en cortes como ‘Voy A Borrarte’, donde su única alternativa a la interpretación de todo el disco, es un absurdo uso del aire que, de nuevo, nos lleva a la primera Malú.

Tan empañado de desgana llega el ‘Reflejo’ de Mireya, que el disco lleva por título el de la peor canción del trabajo, con mucha diferencia. Un verdaderamente bochornoso número semi-urbano que falla en el tempo, en la métrica y especialmente en su letra: «no me pidas ser tu amiga, si me llamas te cuelgo, si me insistes no vuelvo, si no quiero me alejo , ya no soy tu reflejo». 

Cantando esas niñerías y resto de canciones recuperadas de un cajón en el que cogían polvo desde hacía años, hay una mujer de 21 años que posiblemente merecía más. Y este, amigos, es el mismo discurso que dimos hace 16 años, cuando Nuria Fergó se presentaba con ‘Brisa De Esperanza’.

Nada bueno viene de andar a la carrera con tacones: posiblemente, Mireya tropiece en cuanto el resto de discos de la edición le sirvan de obstáculo. Que disfrute del momento, y ponga empeño en que, la próxima vez, sea su propio reflejo el que la gente pueda ver.

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