Cerrad los ojos. Imaginad una discografía loca donde las haya. Tomaos vuestro tiempo. Jesús, eliminad Mecano de las opciones, ya han hablado de ello lo suficiente como para cuatro generaciones. ¿Alaska? ¿Pero qué estáis imaginando? Mirad, mejor si abrís los ojos y os preparáis para que analicemos para vosotros la discografía de Shakira. Porque sí, a esa nos referíamos, que no sabemos dónde tenéis la cabeza. Bienvenidos a Hits Don’t Lie, la sección en la que desgranaremos los singles de la colombiana uno a uno.

¡Preparaos para mover las caderas y arranquemos un nuevo visionado!

El argumento y la metodología


En 2017, Shakira abría el diario que escondía en uno de esos cojines de peluche rosa y, a sus por entonces 40 años, no contaba la historia de cómo conoció a su pareja, Gerard Piqué, y se enamoró de él el día del rodaje de ‘Waka Waka’ para el mundial de fútbol de 2010. Y podría haber sido una historia mona a contar, como muchas de las que ha contado en su discografía: recordemos, por ejemplo, que ‘Día De Enero’ también se la había dedicado a por su entonces pareja, Antonio De La Rúa.

Pero ‘Me Enamoré’ no era ‘Día De Enero’. Vamos, ni de enero ni el día más inspirado de la colombiana, vaya. Shakira se había puesto juguetona y su historia con Piqué sonaba bastante más adolescentoide y tontuna que aquel otro single: «un mojito, dos mojitos, mira que ojitos bonitos, me quedo otro ratito», decía el post-estribillo. Pues OC. Digamos que no será recordada por ser el peak de Shakira como autora. Además de los mojitos, los protagonistas de la canción eran los ojitos, la barbita y la boca redondita. Todo, como vemos, fácil de rimar para no complicar la historia. Al menos el single sólo contaba con la co-autoría de Rayito. En diminutivo también, para ir en plan matchy-matchy.

Vamos, que nos imaginamos que el día de San Valentín de la pareja consiste en Shakira dejándole a Piqué una tarjeta en la que puede leerse: «las rosas son rojas, las violetas azules, recuerda comprar la vajilla y los tres metros de hules». En la de él a ella podrá leerse «te, quiero, te adoro, te he comprado entradas para ‘La Chocita Del Loro'». Romántico.

 

El vídeo oficial


La pareja rodó el vídeo oficial de la canción en Barcelona y el resultado fue tan cursi como el propio tema. Hubiera sido raro, las cosas como son también, que el clip de ‘Me Enamoré’ tuviera de pronto un concepto súper intenso, en blanco y negro y con la cantante teatralizando el single en un lodazal, o algo. No pegaba.

De modo que la pareja se pilló una go-pro, salió de casa por la ventana y se dedicó a grabar sus aventuras por la ciudad y por medio del campo. Y entre medias, una sonrisa coqueta, un agarre de pompi, un «Raú, que no me grabeh te digæ, no seah tontæ», un sostenerse la mano por el césped, un posar sobre un puente con los pies colgando… una postal romántica y divertida en toda regla, que culminaría con un plano de Piqué sobre Shakira en la cama, mirando fijamente a cámara con los ojitos bonitos en cuestión.

Claro, si la gracia era imaginar con quién estaba Shakira pasando todos esos momentos, hemos de decir que como reveal sorpresa dejó bastante que desear. De hecho, antes del final ya puede vérsele la cara a Piqué, con lo que el hype se va desmontando a ratos.

Por cierto, repasando el vídeo hoy, que debemos reconocer que se nos ha hecho e-ter-no, ¿no es ‘Me Enamoré’ el ejemplo de canción que hoy día, en tiempos de TikTok, hubiera durado dos minutos y medio en vez de cuatro? Y de hecho, se hubiera agradecido que no veas.

 

¿A qué Shakira representa?


A la Shakira pop, pero aún interesada en que su sonido siga siendo comprado por el mercado latino. Urbano, pero no mucho. Pero sobre todo a la Shakira enamorada. La Shakira que escribe sus letras en cartas de olor que tienen dibujitos de ositos de peluche a un lado y corazones hortera repletos de glitter al otro. A la Shakira que ha estornudado en la carta de olor por culpa de que parte del glitter le ha saltado a la nariz.

Y su equipo se ha empecinado en hacerle una prueba de antígenos tras el estornudo, y ella que no, que era por el glitter. Y su equipo venga la burra con el palito en la nariz, y Shakira que la hoja, que la están arrugando. Y ellos con el test. Y al final la hoja de olor, apenas sin olor, arrugada en una esquina con la letra a medio escribir. De ahí, seguro, que tuviera que repetir tanto el estribillo.

 

¿Cuántos golpes de cadera merece?


A ver, pocos. Es un espanto. Un espanto que nos pasamos meses tarareando, sí, pero un espanto. El típico jingle de anuncio rollo «que qué es lo que tengo, que tengo de to» o el jingle de supermercado tipo «lidl, mejor precio y calidad, liiiidl», pero durando cuatro minutazos. Vamos a mover la cadera 1,5 veces sobre 5 y esperemos que se sienta agradecida con la valoración.

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