Eurohits Nostalgia

Los Eurosingles / 1996 / ‘Ay, Qué Deseo’ de Antonio Carbonell

Los Eurosingles / 1996 / ‘Ay, Qué Deseo’ de Antonio Carbonell

Durante las próximas semanas, nuestra intención será analizar el paso de España por Eurovisión: sus éxitos, sus fracasos, sus delirantes puestas en escena… todo bajo nuestra particular lupa. Como no queremos que la historia se alargue hasta el próximo 2029, y con la intención de hacer más secciones de carácter estúpido, hemos decidido comenzar nuestra andadura eurovisiva en 1990. ¡Esperamos que disfrutéis de este viaje de 25 años!

 

La canción

De verdad, nos quejamos de España en los últimos años en el Festival, pero si esta no es la peor candidatura que el país ha enviado en toda su historia, que baje Dios y lo vea. De verdad, es aún más insufrible que ‘Bloody Mary’ de Las Ketchup, que estaba en nuestro top de peores canciones. Compuesta por Ketama, Antonio Carbonell la interpretaba -por llamar de algún modo a lo que hacía en ese escenario- como si fuera Luis Miguel cantando flamenco en las fiestas de algún pueblo tras pasarse bebiendo las primeras horas de la madrugada. Un cruce entre el cante jondo, el flamenco fusión, una composición fallida para Sole Giménez, y el single que David Bisbal hubiera escrito para Alex Casademunt.

Desastrosamente mal cantada además, porque cualquier tono acertado de Carbonell es pura casualidad. Claro que también es lo que tiene tratar de darle a alguien un estilo que ni sabe cantar, ni mucho menos interpretar: verdaderamente hay segundos en los que nos preguntamos qué es lo que está diciendo.

 

La puesta en escena

Además de ese concepto de piano-bar que se traen todos durante la canción, lo más destacable son dos cosas: el atuendo gitano noventero que se nos puso Carbonell -atención al momento sexy, momento querecén en el que el se acaricia con pasión la camiseta como si aquello fuera la boda de Farruquito- y las coristas, vestidas de Madonna en ‘Love Profusion’, y sin tener mucha idea de lo que hacer con semejante canción. Durante los primeros segundos bailan a ritmo de un beat ficticio, y más adelante cada una hace lo que buenamente puede viendo que todo se ha ido ya al traste. Una maravilla.

 

El resultado

La sorpresa en el caso de Antonio Carbonell es que ‘Ay, Qué Deseo’ quedara vigésima entre veintidós canciones. ¿Realmente podían existir dos canciones peores? ¿Dónde están, enterradas en la profundidad de la tierra porque son la causa de toda guerra y hambruna en el mundo? ¿Eran canciones que mataban gatos automáticamente durante su escucha? Si no, no podemos entenderlo. 17 puntos consiguió Antonio, por el poco sentido común de Grecia, que le dio 6 o los 5 que le dió Malta. Sólo Croacia y Chipre se apuntaron también a semejante sinsentido.

Aquel año ganó, oh sorpresa, Irlanda -para variar-, con Eimear Quinn y ‘The Voice’, que obtuvo 166 puntos. Una balada folk muy irish cantada en falsete por una mujer que, como evidencia el vídeo de su actuación, tenía algún tipo de tara mental. O estaba sufriendo una psicosis en aquel momento, porque esa mirada es de esconder mucha sangre bajo el vestido blanco, tras haber asesinado a cuatro o cinco ciervos en el backstage durante un rito satánico-folk.


 

¿Qué fue de él?

Antonio Carbonell lanzó su segundo álbum al tiempo que lo presentaba con ‘Ay, Qué Deseo’, y aquel fue el final -normal- de su carrera musical en estudio. Después, se ha dedicado a actuar como cantaor en diferentes lugares y aún hoy participa en diferentes fiestas flamencas junto a Montoyita. No ha vuelto a cantar canciones de Ketama, pero lo que apunta su perfil de Facebook es que es fan de Bob Dylan. Esperemos que tampoco cante nada suyo, no sea que encima le quiten ahora el Nobel.

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