Crítica

‘Golden’ | Cuando Kylie volvió a reinventarse como reina de Nashville

‘Golden’ | Cuando Kylie volvió a reinventarse como reina de Nashville

‘Golden’ es ese disco de Kylie que es el «más personal», aquel «en el que la vais a conocer de verdad» y demás clichés del estilo que se escriben cada vez que alguien lanza un trabajo que se sale de los márgenes establecidos. Sólo que por esta vez, tiene algo de real: Kylie tenía grabado un disco completamente distinto cuando su nuevo sello, BMG, le propuso darle un toque country a cuatro de los temas.

La cantante empaquetó sus bártulos, se marchó a Nashville y, de pronto, empezó a componer canciones hasta que todas las de su nuevo trabajo acabaron teniendo su firma en los créditos de composición, algo que no ocurría desde hace más de 20 años, cuando la artista lanzaba ‘Impossible Princess’. Por tanto, efectivamente, ‘Golden’ debía ser bastante más Kylie que la anterior Kylie.

Y sí, hay bastante personalidad en las letras y melodías, porque Minogue habla de amor desde una perspectiva personal -con sus alegrías y decepciones-, habla de la muerte, habla de la edad y cuenta sus experiencias de manera bastante más obvia que en sus anteriores trabajos, con más hits pero de esencia más banal por norma general.

Pero antes de seguir hablando del disco, parémonos a decidir cuáles son nuestros tres temas favoritos:

 

Raining Glitter

Utilizado como herramienta promocional previa al lanzamiento de ‘Golden’, como buzz single, ‘Raining Glitter’ es la mejor combinación de la Kylie country y la anterior, idónea para aquellos seguidores que aún esperan que la diva vuelva a los sonidos disco de ‘Light Years’. Es la Kylie más hortera, la que deja salir su vena más despreocupada, la que adorna sus canciones con oportunos ‘whoops’ y una producción que, sin escapar del todo del envoltorio country, le permite a la australiana abrazar más la pista de baile. Y eso que su estribillo mantiene una melodía bonita y elaborada a pesar de su intencionalidad uptempo: podría haber sido el centro de la diana de la partida que es ‘Golden’, pero se ha quedado en los bordes del producto final.

 

Shelby ’68

Y como era de esperar cuando un artista pop se lanza al country, llega el turno del tema que tiene cierto saborcito de Taylor Swift: ‘Shelby ’68’ cuenta la historia de un amor a primera vista que tiene todas las de salir mal, pero con el que, a pesar de todo, la artista decide seguir adelante: «sabía que romperías mi corazón según montara en tu coche y los problemas en los que me vería al tomar la decisión, sé que tendré que pagar las consecuencias, baby, no puedo esperar». El melodrama marca de la casa Swift -chica buena, chico malo- que gana bastantes puntos gracias al manejo vocal de Kylie, que sabe modular la voz y darle el toque storyteller que se busca en gran parte ‘Golden’.

Se le perdona incluso que la pista vocal tenga una producción discutible en la que se ha colado un exceso de aire, aunque si algo tiene el disco, es que uno nunca sabe qué decisiones se han tomado intencionadamente y cuáles no.

 

Golden

«No somos jóvenes, no somos viejos, somos las historias que aún quedan por contar». La canción que da título al nuevo álbum de Kylie es la respuesta de la cantante a la era del ageism. Cuenta Minogue que, durante la promo de su anterior trabajo, el muy irregular ‘Kiss Me Once’, le preguntaban tanto por la edad que terminó harta, y por eso decidió componer la canción y darle ese título al trabajo, a punto de cumplir los 50.

La melodía alegre, despreocupada, de ciertos toques Mika -quien por cierto también lanzó un single con un título casi idéntico-, pero que mantiene la esencia Kylie intacta es de lo mejor del álbum: el mensaje es directo, el estribillo contundente, el casi paródico recurso de película del oeste al final del mismo y las castañuelas, terminan de redondear la canción.

 

Dicho todo esto, da la sensación de que estamos ante un lanzamiento que satisface las necesidades de un fan de Kylie y las de alguien que tiene el mínimo interés por la artista. El problema es que el proyecto, después, se queda bastante cojo en la escucha al completo.

Para empezar, nos provoca cierto rechazo ese álbum presentado como el «proyecto de credibilidad» y esa impresión que deja de que la artista tiene que vender discos y convencer al público que los compra, porque abandona por completo la intención del «single» como concepto: ya os decimos que Kylie no tendrá más top40s que ‘Dancing’, y no sólo por su edad o porque la radio decida ignorarla. Es que no hay material de top40 en el disco, por mucho que ella se haya empeñado en sacar brillo a ‘Stop Me From Falling’ mediante una imposible colaboración latina junto a Gente De Zona.

Ahí se evidencia uno de los baches del álbum, que es un sí pero no al aspecto comercial. Canciones como el primer single o ‘Live A Little’ quieren tener un brillo pop, pero no lo tienen: ‘Dancing’ pierde por su sonrojante producción -por Dios, la pista vocal parece añadida con Audacity-, y ‘Live A Little’ suena forzada y antigua, como quien quiere saltar una ola que ya ha roto en la orilla hace un rato.

Y tampoco lo que rodea a nuestros tres temas seleccionados mejora lo presentado: ‘Sincerely Yours’ suena tan pop que, además de descolgada, parece un descarte de The Saturdays de hace casi una década; ‘A Lifetime To Repair’ tiene su aquel, pero lo agudo del estribillo resulta difícilmente digerible y se alarga en exceso a lo largo del tema; y cuando Kylie quiere relajar el tempo, todo resulta bastante descafeinado: ‘Love’ tiene una melodía repetitiva y soporífera, ‘Radio On’ tampoco es de sus mejores baladas -ni Kylie es la mejor de las baladistas-, y ‘Music’s Too Sad Without You’ es la mejor de las tres downtempos, pero seamos honestos: ahí se intuye un 90% de Jack Savoretti y un 10% de Minogue.

Y sí, ‘Golden’ es un álbum que gana con las escuchas, y posiblemente de aquí a unos meses le pondremos un 6 y en un año lo imaginaremos en un 6,5; pero es algo triste que Kylie haya cambiado la inmediatez por un riff de guitarra al arranque que se repite en más de la mitad del disco.

Un aplauso por la imposición de la personalidad, claro, y por la autoría en los temas, pero lo del country no le ha salido tan digno como lo del R&B. ‘Golden’ terminará como experimento curioso, pasable, pero no como un clásico de Kylie. Uno de esos discos a los que mirar en la estantería con gesto de aprobación, pero que tiende al «meh».

 

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