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Amaia Montero, démonos un momento para algunas… palabras

Amaia Montero, démonos un momento para algunas… palabras

Amaia Montero ha vuelto a abandonar las redes sociales. O a hacer el amago de hacerlo, porque, tras postear un mensaje de relativa despedida (un mero «hasta pronto» seguido de un corazón), volvió a sus habituales tuits crípticos escribiendo «la pena deja plomo en las alas». 

Y con esto, Amaia Montero ha vuelto a ser titular de toda la prensa escrita del país, generando todo tipo de comentarios al respecto de su marcha. Y os preguntaréis, ¿pero qué ha ocurrido ahora, con Montero fuera de los mecanismos de lanzamientos y la promoción que ellos acarrean, para que la cantante se haya molestado hasta el punto de ‘cerrar’ sus redes?

Pues que una seguidora comentó en una de sus últimas publicaciones, pidiéndole nuevas fotografías. «Queremos fotos nuevas», se leía en su comentario. Bien, podemos aceptar que podría haberle escrito un «Amaia, ¿cuándo podremos ver fotos de la nueva era?» o un «¿Has hecho algún shoot reciente?», pero podemos -todos- asumir también que montar un Cristo por esta historia es sacar las cosas muy de quicio. La respuesta que Amaia dio al comentario, que ella consideraba una «exigencia», fue el siguiente:

 

Víctima de burlas en los últimos años

Sí, somos plenamente conscientes de que Amaia Montero se ha convertido en una parodia de sí misma de cara a la galería, a pesar de sus notables dotes como compositora y el recuerdo de lo que era una gran artista. Y es que aquí es donde vemos el matiz a sus críticas: es muy diferente hacer humor de que «aparece totalmente irreconocible» -un titular que ya se usa incluso cuando aparece totalmente reconocible-, que hacerlo de que aparece en el escenario haciendo un churro de show. Porque esto último es su trabajo. Estar guapa no lo es. Estar delgada no lo es. Pero subirse a un escenario y hacer un buen show, sí lo es.

Es decir, que Amaia puede, evidentemente, sentirse dolida cuando se alude a su físico, y sí, entendemos que también cuando se alude a su trabajo, pero es que la era ‘Nacidos Para Creer’ fue un continuado bochorno al que la cantante no terminaba de poner fin. Para que nos entendamos, que saliera al escenario a berrear, no acertar en las letras y mostrar una actitud digamos… distraida, es como si uno va al supermercado y el cajero va tirando los productos al suelo y aplastándolos con un porro de más. Imaginad qué diría el cliente. Imaginad que diría el jefe. Y ahora, aplicado al trabajo de un cantante. Porque sí, amigos, es un trabajo remunerado, no es que esté tocando en la calle Alcalá por gusto personal.

E insistimos, a este respecto, durante meses, Amaia puso muy poco empeño por solucionar nada, tirando continuados balones fuera contra los medios que se hacían eco de sus desastres.

 

Hermetismo con un público que intenta entenderla

Ni los fans saben exactamente qué es lo que ocurre con Amaia. «Necesito curarme», dice la cantante en redes. «Tendríais que estar en mis zapatos», comenta. Pero es que Montero lleva años cometiendo el mismo error en su exposición pública: la artista tiene redes sociales, como Twitter, y está claro que lee todos los comentarios que se le hacen y le afectan sobremanera. Por lo que es complicado entender por qué sigue ella llevando sus redes personales, a estas alturas.

Como complicado es también entender que, en vez de dar una explicación clara, se líe con mensajes crípticos. «¿Pero es como un mensaje que parece como de alguien suicida, no?», nos preguntaban en varios mensajes esta mañana. En varios. Y no es la primera vez: la artista ya dejó en su día un mensaje peor, y bastante más preocupante, sobre «despedirse empezando por el inicio». Una absoluta irresponsabilidad.

Especialmente porque ya que se toma el tiempo para dejar ese tipo de textos, podría también tomárselo para, en tres o cuatro frases, explicar qué demonios es lo que le ocurre. Porque son muchos los seguidores que le han venido preguntando los últimos días. Muchos los que quieren saber qué está pasando, pero no terminan de centrar el problema. Y ella apenas se comunica a base de un puñado de likes.

 

¿Una cuestión de salud mental?

Amaia Montero ha negado haberse hecho arreglos en la cara a pesar de ser más que evidente que se los ha hecho, ha negado haber tenido problemas con sustancias o fármacos a pesar de que es bastante evidente que los ha tenido, y ha seguido sin ser clara con su salud mental, hasta el punto de despedirse de sus seguidores porque una muchacha le pide unas fotos nuevas.

Y es posible que Amaia se vea, por lo que fuere, desmejorada y no crea que sea su momento de salir en fotos. Pero es que es 2020, por el amor de Dios: sería más sencillo responder «vendrán pronto, ahora en pijama no tengo mucha gana de hacer posados». Un mínimo de inteligencia en manejo de redes. Un punto de cercanía. Una ruptura con el drama continuado en el que se han convertido todas y cada una de sus apariciones.

 

Y sí, claro que entonamos el mea culpa en aquello de haberle dado caña con cada metedura de pata. Y claro que somos conscientes de que tiene que sentar como un tiro que te recuerden que la has cagado aquí o allá. Pero es evidente que, en el foco público, se está delante de gente que te llamará gorda, fea, vieja, calva, cuatro ojos o recordará que tienes acné. A esos, block y adiós. A los que te digan que has cantado como un grillo o que deberías tomarte un tiempo antes de seguir haciendo mal tu trabajo, si quieres, bloquéalos también.

Pero date un tiempo para pensar en qué parte tienen razón. De verdad. No en un tuit de 84 caracteres que olvides al día siguiente, sin haber solucionado nada en absoluto.

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