Hay dos cosas obvias en el universo Tinashe: la primera es que la muchacha está presa de RCA, discográfica con la que tiene aún contrato por un par de proyectos más, y de la que no puede salir en este momento, y la segunda es que pone demasiado empeño en probar a ser una estrella. Y se ha quedado tremendamente desfasada.
Tinashe lo tiene todo para ponerse al día, incluso tiene productores que dan forma a piezas musicales bastante current, pero por lo que sea, el producto completo siempre termina pareciendo llevar años de retraso. Sus coreografías están pasadas de moda, su ropa es absolutamente lo opuesto a lo cool, y sus excesos estéticos -la carátula de ‘Joyride’, por ejemplo, era tremendamente ridícula e incoherente- no tienen una dirección clara. Es excesiva en todo sin un objetivo exacto, y el público no es tonto.
El caso es que Tinashe parecía querer pasar página de su segundo álbum oficial lanzando algunos temas estos últimos días bajo el alter-ego Nashe, que ella presentaba como bastante más directo, chulo, ghetto, vamos, que en su descripción del proyecto en redes prácticamente parecía ir a sacarse una Dakota de la manga.
Y de nuevo, el problema Tinashe, que no hay dirección artística: las canciones de la tal «Nashe» eran lo de siempre, temas que podían haberse incluido en ‘Joyride’, en ‘Nightride’ o en ‘Aquarius’ incluso. Que bien, porque al menos es coherente con su discografía, pero ¿qué necesidad tiene de teatralizar los lanzamientos?
El caso es que Hitmaka, su productor en esta aventura, ya ha confirmado que RCA ha dado la negativa a una publicación del proyecto, con lo que los fans están que trinan en las redes sociales, pero sinceramente, entendemos la posición de la discográfica: el fracaso de ‘Joyride’ ha sido épico, y un lanzamiento inmediato de nuevo material, con una malísima idea como esa, no va a ayudar en nada a Tinashe.
