Se acabó la historia de una de nuestras parejas favoritas del mundo del pop. Sí, amigos, Mónica Naranjo y su hasta ahora marido, Óscar Tarruella, han anunciado que se separan. Y de manera algo curiosa, la pareja lo ha hecho a golpe de comunicado en redes sociales, aunque Naranjo se haya cuidado muchísimo hasta la fecha de hablar de su vida privada.
“Nos dirigimos a ustedes para comunicarles que a partir de ahora nuestras vidas personales irán por caminos distintos. esta decisión, meditada y de mutuo acuerdo, fue tomada desde el cariño y el respeto que nos tenemos. En cuanto a lo laboral, seguiremos trabajando juntos, como venimos haciendo desde hace tantos años. Aprovechamos la oportunidad para agradeceros el respeto que siempre habéis tenido hacia nuestra familia.”
Así, en tono formal, y mezclando el trato de usted con el tuteo, en plan arreglá pero informal, la pareja anuncia el cese de su convivencia, pero no de su trato artístico. Y menos mal, porque sino, Óscar Tarruella iba a acabar representando… yo que sé, una Panto en el West End, porque no es que su cartera de artistas ande demasiado boyante en el momento. Según su web oficial, sus artistas representados son Mónica, Naranjo, y Mónica Naranjo.
El caso es que habrá que ver qué depara el futuro para la Mónica divorcida: ¿un álbum de rupturas tipo ’21’ de Adele? ¿Se pondrá guerrera en plan Kelly Clarkson, pero en lengua muerta: ‘Fortior (Quod Non Te Occidit)’? ¿Pedirá el certificado de Diamante para ‘Lubna’ para celebrar la situación? ¿Pondrá a Óscar a vender Natillas en el Opencor para liberarlo?
Y lo más importante del debate: ¿por qué creéis que lo ha comunicado públicamente cuando nunca antes había hecho algo semejante?
