Crítica

‘Mes Excentricités Vol. 1 & 2’, Mónica Naranjo va a por todas, dispare a donde dispare

‘Mes Excentricités Vol. 1 & 2’, Mónica Naranjo va a por todas, dispare a donde dispare

Mónica Naranjo ha roto su silencio discográfico de los últimos años en forma de dos EPs -a falta de un tercero-, titulados ‘Mes Excentricités’. Marcan el primer trabajo de la artista desde aquella ópera-rock delirante titulada ‘Lubna’, que funcionaba bien en lo comercial (fue un cómodo Disco De Oro), pero se lo ponía dificilísimo al público de extramuros.

Habiendo vivido un boost de popularidad extra gracias a sus proyectos televisivos, ‘Operación Triunfo’ y ‘La Isla De Las Tentaciones’, Naranjo regresa en pequeñas píldoras, con un par de discos de vinilo que recogen sus últimas creaciones. El primero de ellos se compone de inéditas y el segundo tiene más base en adaptaciones de temas de los ochenta y noventa.

Veamos cómo ha funcionado cada proyecto.

 

Mes Excentricités Vol 1., ‘Le Psychiatrique’

Mónica arranca el primer volumen con una apuesta épica, ‘Doble Corazón’, que cuenta la historia de su abuela Robledo, en plena Guerra Civil. Mónica no se va tan por las ramas como en ‘Europa’, léase que la historia se sigue con bastante facilidad, pero pierde peso cuando la artista apuesta por mostrar todas sus cartas en la misma jugada. ‘Doble Corazón’ es lírica, electrónica, cuenta con el registro de pitufo, con el más rock, con la base dance-pop. Resulta tremendamente agotadora: donde ‘Europa’ -que es innegablemente madre de esto- acertaba en su desarrollo, ‘Doble Corazón’ fracasa porque nunca llega a definirse. No existe un hilo conductor en la base musical como sí que lo hay en la vocal. Lo mismo se apaña con un amago de dubstep, que con coros de pop épico, que con una sobreproducidísima electrónica. Es tan rebuscada que agota al oyente, y lo peor de todo: deja la historia, preciosa, en un imperdonable segundo plano, ahogada entre arreglos imposibles y timbres de voz variopintos y de poca utilidad narrativa.

Naranjo se apaña mejor con la intimista ‘Nana’, aunque peca por breve donde ‘Doble’ peca por extensa. Desarrolla su letra con la habitual teatralidad de sus trabajos, pero sin pisar el acelerador. Deja que el público disfrute de los matices y culmina en unos agudos reconocibles, eficaces, que nos devuelven a la Mónica de principios de los dosmiles, con el gusto por la melodía, disfrutando los versos, histriónica sin excesos.

‘Libre Amar‘, sin embargo, resume toda su problemática desde hace años: no se apaña bien con ese tipo de rock. Suena anacrónica, desfasada. Intenta traerlo a la actualidad, cuando el problema de base es que no sabe cuál es la actualidad. Se dice de ella en muchas ocasiones que vive adelantada a su tiempo, pero no es cierto: vive en el suyo propio. A veces la jugada le sale redonda, y otras, como en este tema, más bien con las esquinas por rematar para poder rodar. Es antiguo incluso el mensaje, que busca una aceptación LGTB+ igualmente dosmilera, cuando el problema era ‘amar’ y no ‘ser’. Desde su circense intro y hasta que toca su fin, ‘Libre Amar’ es el exceso por el exceso, el himno fallido, la reivindicación de algo demasiado reivindicado.

Curiosamente funciona mejor, que tampoco mucho, en su remezcla posterior, aunque ya de base no tenga demasiado arreglo.

Tema clave: ‘Doble Corazón’

 

 

Mes Excentricités Vol 2., ‘Les Quatre Saisons’

En el segundo volumen, Mónica se libre del personaje que lleva pretendiendo sacar adelante desde que publicara ‘Tarántula’, allá por 2008. Naranjo parece haber asumido que lo más celebrado de su reciente tour es un ‘Las Campanas Del Amor’ sin arreglos rocky, y se muestra dispuesta a aceptar su papel de diva pop. Y aquí sí que sabe de una de sus fortalezas: hacer de lo absolutamente uncool algo cool. Ya lo hizo en los 90, cuando saco punta al europop hasta dejarnos temas indiscutiblemente históricos. Y vuelve a hacerlo ahora, sin ninguna vergüenza, en la adaptación del ‘Never Trust A Stranger’ de Kim Wilde, ‘¡Hoy No!’, que suena a majadería convertida en factible himno de los directos. «Me sentí una mierda pero hoy no, me sentí sin fuerzas pero hoy no», canta Mónica, que apunta a la base del melodrama bailable que ha sustentado buena parte su carrera. Y acierta. La nostalgia bien traída al presente. Se la escucha disfrutona.

En ‘Automátas’, adaptación del ‘P-Machinery’ de Propaganda, Naranjo saca su vena steampunk para la letra («Cautiva en la simulación de luces de neón, febril planeta errático, galaxia sin control») y deja un incomprensible speech entre los Fangoria de Milkyway y sus propios delirios; que no funcionan al nivel de ‘¡Hoy No!’, pero seducen con la instrumentación y la base machacona. De nuevo, Naranjo consigue hacer de lo nada cool un producto entretenido.

‘Alma Y Carne’ es el tropiezo de esta segunda tanda, porque de nuevo, rebusca en su perfil más rock, aunque esta vez con un tono más funk, más comprensiblemente nostálgico, que acompaña mejor que lo de ‘Libre Amar’. En cualquier caso, que la inédita del EP sea su talón de Aquiles debería dejarle bastante en qué pensar.

Sin embargo, el problema real del segundo volumen es que los bonus tracks lo convierten en un cajón desastre que provoca que el concepto -si es que existe tal cosa- se vaya por las cañerías: a estos tres temas se suman una insufrible versión de ‘Creep’ de Radiohead, que Mónica interpreta con un feísmo que no veíamos desde las pistas vocales de ‘Chicas Malas’, las versiones en español e inglés de ‘Temptations’, el entretenido single para ‘La Isla De Las Tentaciones’, y un puñado de karaokes que deslucen el tracklist por muy regalo para los seguidores que sean.

Tema clave: ‘¡Hoy No!’

 

El problema de estos proyectos de Mónica Naranjo es que, aunque parezcan tener algún hilo conductor por compartir nombre y fingir cada uno tener un concepto, en realidad no dejan de ser proyectos absolutamente inconexos incluso dentro de sus respectivos tracklist. No cuentan con un desarrollo, ni con puntos en común, ni con una estética que los una, o una las propias canciones.

Y a estas alturas, con una discografía no precisamente extensa en los últimos 20 años, que Mónica reaparezca con proyectos llenos hasta la bandera de la más absoluta nada es una tristeza. Los reviste con ilustraciones, con fotografías imposibles, con producciones épicas, con entrevistas repletas de titulares, pero sus ‘excentricidades’ no cumplen por ahora. Disparan con intención y con fuerza, pero la diana está en cualquier punto, no hay objetivo real.

Y sí, asumimos que deben ser ‘excentricidades’, pero cada vez que las publica, el público vuelve a ponerse ‘Las Campanas Del Amor’, pensando que todo tiempo pasado fue mejor. Y Mónica aún debería tener armas para dar un buen puntapié y honrar a la estupenda posición que mantiene en este país a pesar del paso de los años y la escasez de material. Sus reapariciones, como ya ocurrió en la era ‘Tarántula’, deben ser un evento, no una excentricidad.

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