El último single de Mabel, ‘Don’t Call Me Up’, suma más de 250 millones de reproducciones en Spotify. Ni falta hace explicar que la canción es ya su mayor éxito, y que ha supuesto el desembarco de la artista en más países que el Reino Unido, su primer bastión. Ahora, Mabel tiene ya un hit en Billboard, y ha recorrido las listas de media Europa con el tema.
Por tanto, era de esperar que sus siguientes lanzamientos siguieran la estela del hit e hiciera de ella una especie de estrella para el disfrute de ese público. Y así se publica ‘Mad Love’, que la aleja aún más de aquella Mabel que nos interesaba muchísimo al principio, dejándola cada vez más cerca de la Anne-Marie, Zara Larsson, Dua Lipa de turno, con las canciones genéricas y el único appeal de tener un puntito reggae en cada lanzamiento.
Y sí, muy pegadiza, monísima en el vídeo, la popstar perfecta, pero chico, ha dejado de llenarnos. Éramos más de la Mabel de ‘Fine Line’ y ‘Finders Keepers’, que también funcionaron bastante bien y eran notablemente más personales, sutiles y diferenciadoras. Ni os hablamos ya de sus primeros temas ‘My Boy, My Town’ y ‘Thinking Of You’, que tienen que ver con estos últimos lanzamientos lo que esta vez con la gira de Fito y Fitipaldis.
Hemos perdido a Mabel en favor de que UK -y demás países abiertos a la idea- hayan ganado una estrella más de la que olvidarse en 18 meses. Porque el proyecto ha dejado de ser ambicioso para ser meramente funcional. Mabel es una estrella del pop, con sus croptops, sus coreografías y su selección de fantásticas pelucas. Pero no hay melodías bonitas, no hay producción R&B de interés, no hay sutilezas. Su carrera ha pasado a convertirse en un «get to the fucking chorus» de manual.
Así que tendremos que ir fijándonos en otros perfiles. Y dejar a esta nueva Mabel con sus top5s y sus millones de escuchas.
