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Lo mismo es una locura, pero… ¿no va siendo hora de que Melody se tome a sí misma un poco más en serio?

Lo mismo es una locura, pero… ¿no va siendo hora de que Melody se tome a sí misma un poco más en serio?

El nuevo single de Melody es absolutamente espantoso. En él, ‘Rúmbame’, se denomina «latina-gitana» (la versión patria de aquel «cuban-american» que decían las Fifth Harmony), y mezcla ritmos reguetón con lo que ella considerará que es su sonido de raíz. Como decimos, es terrorífico: además de ser una canción fea y mal construida, ni siquiera cumple con el objetivo de resultar mínimamente pegadiza. ‘Rúmbame’ es de los lanzamientos más pobres que Melody ha tenido en su historia, y hablamos de alguien a quien conocimos con ‘El Baile Del Gorila’. 

Precisamente de esa época trataba de huir en su última aparición en ‘Tu Cara Me Suena’, donde acudió como invitada para hacer de Amaia Montero en un dúo junto a Manu Sánchez. Durante el programa, al descubrir que José Corbacho la imitaría la siguiente semana, pedía con insistencia que el cómico no hiciera un número de su época infantil, sino que se ciñera a la de adulta. Es inviable: la Melody adulta resulta mucho más ridícula que la infantil, porque no tiene siquiera la gracia que tenía como pre-adolescente. Es un producto vergonzante, en una artista que, llamadnos locos, creemos que tiene mucho más que aportar.

Y es que Melody, que bordea ya la treintena, ha demostrado en varias ocasiones que talento tiene para dar y tomar: además de su estupendo paso por una edición de ‘Tu Cara Me Suena’ que realmente debió ganar ella y no una mediocre Edurne, la artista ha aparecido en la ‘Arde Madrid’ de Movistar en el papel de Carmen Sevilla. Y sí, su papel no es principal, pero deja entrever ese halo de estrella que tiene Melody. Ella se toma muy en serio salvo cuando está dentro del estudio de grabación: se sabe competente en lo que hace, tiene ese punto de arrogancia de diva racial, y puede tumbar a cualquier con unos buenos pasos folclóricos y una buena canción.

Precisamente por eso, y en un momento como este en el que los sellos discográficos buscan artistas y no cantantes, en el que ella ha dejado atrás la juventud más inocente y tiene una garra de madurez importante, nos preguntamos: ¿no es hora de que Melody se empiece a tomar a sí misma más en serio? Sinceramente, imaginamos lo que sería un proyecto de la artista más flamenco, sin vestuarios imposibles pasados de moda, sencillo, potente, con unos buenos autores detrás que hicieran de ella algo más Lola Flores y algo menos Roser.

Porque Melody ha demostrado que poderío tiene: más allá de unas canciones espantosas y una muy discutible discografía, se esconde una mujer que sería una intérprete, bailarina y cantante cojonuda. Sólo necesita, curiosamente, ser un poco más «de pata negra».

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