Dice Carrie Underwood que uno no puedo llorar y estar guapo al mismo tiempo, aunque su nuevo vídeo viene a demostrar prácticamente lo contrario: la cantante country sale maquillada con lágrimas de purpurina y finge pasar un mal rato de la manera más elegante posible.
Que lo mismo vosotros, e incluso nosotros, somos más de llorar fatal, con la piel enrojecida, los ojos inyectados en sangre y frotándonos la cara mientras decimos cosas como «por qué, zeñó, por qué», pero Carrie no. Carrie está triste y tiene dos salidas antes un principio de llantina:
a) se cae por los escalones de su casa, borracha como Melendi en un puente aereo y se abre media cabeza.
b) se pasea por la ciudad con el primer vestido hortera de lentejuelas que encuentra en Modas Marisa.
Y en ‘Cry Pretty’, está claro que ha optado la segunda. Impagables son los planos de Carrie Underwood paseándose como una candidata de ‘America’s Next Top Model’ entre mendigos y señales de neón, en lo que sería la versión cara de un fin de semana de Kiko Rivera. En el resto del clip, las opciones de la artista son más evidentes, y es que durante mucho tiempo opta por aparecer en un concierto en directo, de nuevo con las lágrimas de brillantina, acompañada de su banda.
Este tipo de escenas, tan Kelly Clarkson -parece que con la victoria de ‘Idol’ te viene marcado tener que hacer vídeos así-, están pensadas para que no se nos vaya a olvidar que son cantantes, de tan bien como actúan. Un Goya para Carrie que, me vais a perdonar, pero llora de forma bastante más chic que la mayoría de actrices.
