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La Oreja De Van Gogh, entre lubinas y belugas para contar la historia de ‘Sirenas’

La Oreja De Van Gogh, entre lubinas y belugas para contar la historia de ‘Sirenas’

Si estás buscando el mejor pescado para una cena esta semana, si no aparece en el último vídeo de La Oreja De Van Gogh es que no existe. No vayas a la pescadería a pedir algo que no rodee a Leire Martínez cubierta en tules, porque la pescadera en cuestión te va a mirar con bastante mala cara y un enorme cuchillo en la mano. Que originalmente era para quitarles las escamas, pero basta que te pongas un poco más tonto para que las ‘Sirenas’ vuelvan a San Sebastián, pero para llevarte detenido por insistir en querer panga.

Panga no se compra. Ni por supuesto hay panga alguna alrededor de La Oreja De Van Gogh en el vídeo de su último single, porque uno no invierte en ballenas para luego colocar una panga al lado. Y es que, efectivamente, todo en el vídeo de ‘Sirenas’ tiene aesthetics marítimos, porque la canción es un homenaje a San Sebastián, y la narración de una historia sobre terrorismo que, efectivamente, esperemos que se haya ido ya tan lejos como creemos. Mira, lo bueno del Cantábrico es que la marea arrastra las cosas que da gusto. Lejos, muy lejos. Hay mucha resaca. Lo malo es que como te despistes en La Con’t Cha, lo mismo de pronto te encuentras en el puerto de Southampton siendo clasificado junto a un puñado de cajas llegadas a sus aduanas.


podéis escuchar este y otro puñado de hits en nuestro a-list de spotify


Pero en el caso de ‘Sirenas’, que la marea se haya llevado lejos esta historia es una suerte. La Oreja De Van Gogh le dedica una nueva canción al terrorismo, esta vez el vivido en el País Vasco, y en vez de enmarcarla como balada, la lleva a un territorio bailable muy ‘Cometas Por El Cielo’. Si habéis escuchado su último álbum, ‘Un Susurro En La Tormenta’, sabréis que este era de los cortes más inmediatos de su tracklist, amén de uno de los más emocionantes. O igual en eso influye también la geolocalización, pero desde luego, nos lo parece.

Vamos a ir calentando la plancha para la lubina, que la hemos rescatado de cerca de la maqueta de la ciudad y nos la vamos a comer con patata cocida. No os podemos enviar un trozo, pero sí podemos dejaros con el vídeo.

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