Ya está aquí, ya llegó, y no precisamente la Patrulla Canina, sino un montón de gente de botellón callejero a ritmo del último single de Soraya Arnelas, Fiestas Patronales Kween. Resulta que en su última reinvención ha pasado de Marcela Morelo a la guitarra –‘Qué Bonito’– a Marcela Morelo con un par de copas de más intentando colar una canción en el ‘Ibiza Mix’, aunque sus productores insistan en que estamos en 2018, y ya tienen a Maluma para eso.
Por intentarlo que no quede, igual que hace Soraya: ella lo mismo se marca un EDM, que te hace disco, que un funky («¡es un funky!») que te versiona clásicos de los ochenta, que se convierte en la reina de la verbena, pone una mano en su cintura, y deja que mueva, mueva, mueva. ¿Os parece una incoherencia? Pues, perdonad, pero a esto se le llaman «etapas»: pasado mañana reaparecerá revisando los mejores clásicos para la jota aragonesa, que son todos una maravilla. Y si son instrumentales, ella hará de tambor.
Incoherente, a lo sumo, es conocer que Soraya no bebe y esté animando al resto de llevar la copa pa’ dentro. Que lo mismo es la menstrual y estamos sacando conclusiones precipitadas, pero el hecho de que hable sobre tequila sólo puede significar que: o bien ha sido poseída por una turista de Magaluf que quiere investigar sobre efecto del alcohol en su juju, o bien sí, está hablando sobre copas normales y corrientes, de las que uno empieza con «qué fresquito está» y termina como Ángel Cristo sin leones rodeándolo.
En fin, volviendo a ‘Yo Brindo’, Fiestas Patronales Kween ha decidido rodar el vídeo en su pueblo natal, en Extremadura, y como es evidente, esperaba tenerlo a tiempo para pleno verano, cuando todavía su imaginario hubiera tenido algo de sentido, pero no ha podido ser. Finalmente vio la luz ayer, 13 de septiembre, cuando la ‘extremeña salerosa’ -así la nombra su Twitter- cumplía 36 años, y lo celebraba vestida de Sophie Ellis-Bextor en ‘Familia’ paseándose por las calles de su pueblo, saludando a la gente, con una sonrisa en la cara y una flor en el pelo.
Justo a tiempo para ser el villancico ebrio del año.
