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Cher demuestra tener poco ojo para detectar pelucas ajenas en el show de James Corden

Cher demuestra tener poco ojo para detectar pelucas ajenas en el show de James Corden

Cher se ha pasado por el show de James Corden a presentar Dios sabe qué. La cuestión es que cada aparición de Cher debe ser guardada como oro en paño en la mentalidad colectiva humana, porque para algo es nuestra estrella del pop más embalsamada ever. Por tanto, observemos con detalle a qué se ha dedicado la artista.

Resulta que en plena promoción de lo que fuere, a James ha puesto a Cher a jugar a un juego en el que debía reconocer qué hombre llevaba peluca y qué hombre tenía pelo natural. Algo que, de primeras, no debería ser complicado para la artista, conocida por tener tantas pelucas como revisiones acústicas ha tenido ‘Believe’ en talent shows.

Si esto lo hiciéramos en España, ¿tendríamos que llevar a Soraya a ‘El Hormiguero’ para que Pablo Motos colocara cinco hormigas con pelucas y ella adivinara? Es una duda que nos ha surgido así, de repente. Lo que sí sabemos es que nunca tendríamos un sistema tan sofisticado de alzamiento de pelucas aquí, porque Corden ha colocado boas de plumas de la que Cher debía tirar a través de una cuerda. Una fantasía que ninguna hormiga podría suplir nunca.

La sorpresa del vídeo llega cuando descubrimos a una Cher incapaz de detectar pelucas. Falla de forma atroz en cada elección. No atina. No da una. Parece que esto sea como cuando lanzó ‘Living Proof’ pero en versión juego. Todo un fracaso continuado. Los hombres con pelo real son señalados, con hombres con peluca siguen campando a sus anchas, hasta que llega un punto en el que James Corden le pregunta a Cher «¿qué te ha hecho elegirlo a él?», mientras ella responde un desesperado «¡no lo sé!«. Cher necesita descubrir la peluca para mantener su reputación capilar artificial. Es plenamenteconsciente. It’s all or nothing now.

Finalmente, Cher acierta. También porque ya los ha destapado a todos y no tiene opciones. Pero es comprensible: las medidas de Covid no le impiden acercarse y chica, la piel la tendrá tersa y amelocotonada, pero las corneas siguen desgastándose por mucho que las estires. No soy yo capaz de leer un cuaderno a cincuenta centímetros de mí, va a poder Cher ver un wigline desde diez metros.

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