Celine Dion es una locatis, no vamos ahora a descubrir América con esto. Pero bien es cierto que en los años recientes, con su revolución a influencer de moda, la muerte de su marido y su reconversión en maestra de los shows de Vegas -la ciudad, no el personaje de ‘Street Fighter’ en plural- las cosas han ido un poco a más.
Así que, cuando James Corden llega montado en su coche y ella toma asiento con un traje absolutamente fantástico de tipo Rottermeier gone glam, ella responde a todas sus preguntas a través de canciones.
- Canción uno, «ay que graciosa, está emocionadísima»
- Canción dos, «está como una chota, dem LOLs»
- Canción tres, «bueno hija, ya, que te tiene que entrevistar»
- Canción cuatro, «señora, cállese, joder»
Menos mal que después del playlist de hits ochenteros se centra un poco y da pie a que se hable de su colección de miles de zapatos, que afirma tener ordenada con un sistema electrónico y por colores (incluso regala unos pares de ellos a la gente durante el viaje), o de cómo su vida llegó a estar tan mediatizada que el médico que atendió su parto mostró, antes de entregárselo a ella, a su hijo en televisión. Y en medio de todas esas historias, trata de dramatizar ‘Baby Shark’ sin tener demasiada idea de lo que está haciendo exactamente. De hecho, da la impresión de que tampoco entiende lo que Corden le pide.
La entrevista no da para muchos más, aunque ella interpreta clásicos como ‘It’s All Coming Back To Me Now’, ‘I Drove All Night’ (¿en serio?) o ‘My Heart Will Go On’, en el momento más hilarante del paseo, con James Corden y ella subidos a una barca en Las Vegas, imitando a Jack y Rose en ‘Titanic’. Al final, Celine lanza al agua el ‘Corazón De La Mar’.
