Crítica

‘Beautiful Trauma’ | El disco de la Pink más decidida a ser Pink

‘Beautiful Trauma’ | El disco de la Pink más decidida a ser Pink

Cinco largos años llevaba Pink sin lanzar un álbum de estudio desde que viera la luz ‘The Truth About Love’, y, aunque la cantante ha dedicado tiempo a su proyecto conjunto con Dallas Green, you+me, lo cierto es que había ganas de proyecto en solitario. Así se ha demostrado con las cifras de ventas, con ‘Beautiful Trauma’ superando el millón de unidades mundiales en apenas dos semanas y media a la venta.

Con tantos años entre medias, tampoco es extraño que Pink haya decidido volver sin correr demasiados riesgos, con un disco sereno, sin demasiada vuelta de tuerca, sin mucho altibajo. ‘Beautiful Trauma’ es la Pink de 38 años perfilando un poco más el sonido de sus anteriores trabajos, dotándolos de madurez, pero con los pies tan dentro del tiesto como los haya podido dejar.

Antes de seguir desgrando el disco, quedémonos con nuestros tres cortes favoritos.

 

Wild Hearts Can’t Be Broken

Si vamos a valorar ‘Beautiful Trauma’ como proyecto clásico, arranquemos el repaso con el más clásico de los cortes. Un baladón al piano -esa entradilla tan ‘Run’, en la versión de Leona Lewis– con una discreta instrumentación de cuerda en segundo plano como único apoyo, que va ganando peso según el tema avanza, y una Pink que habla de seguir adelante sin perder las fuerzas, sin renunciar a lo que uno es -mensaje muy marca de la casa-. La hemos elegido como la mejor balada del álbum, porque de hecho, Pink cierra el disco con otra del estilo, ‘You Get My Love’, con la única ayuda de un piano, pero el proyecto se le va de las manos, y está fuera de su rango vocal como para poder cantarla cómoda.

 

I Am Here

Otra de las tónicas del nuevo álbum de Pink es el saborcillo americano, semicountry que desprenden algunos de los cortes: no os preocupéis, sus canciones están mas cerca de un Avicii o un tema pop de Onerepublic que de lo último de Miley, por ejemplo. En este sentido, la canción que nos parece más efectiva de esa tanda es ‘I Am Here’, que combina esos toques tejanos con coros góspel sorprendentemente bien encajados y juega además con un estribillo melódico y una segunda parte más acelerada que se clavan en la cabeza de quien escucha la canción.

 

Secrets

Y en el apartado estríctamente pop, que también existe, aunque en su justa medida en ‘Beautiful Trauma’, nuestra favorita es ‘Secrets’. Un corte uptempo que funciona igual de bien en la voz de Pink como lo hubiera hecho en la de la Lily Allen más juguetona o en la de la Kylie más sensual, curiosamente. Pink transforma la canción en algo más rebelde, más despreocupado, y para cuando llega el estribillo, quien la escucha ya está moviendo, al menos, los dos pies bajo la mesa marcando el beat.

Es posiblemente el corte más banal del disco, pero buena falta le hacía un poco de frivolidad a ‘Beautiful Trauma’ para cuando se destapa ‘Secrets’. No hubiera estado de más que Pink se hubiera lanzado a la piscina con un par de canciones más del estilo. Max Martin y Shellback, equipo habitual de los hits de Taylor Swift están tras la canción, aunque su unión, como después veremos, no siempre ha funcionado bien en el disco.

 

Y es que lo de Martin y Shellback en ‘Revenge’, por ejemplo, es de juzgado de guardia. La canción, que entendemos que quisiera mezclar la melodía infantil con una letra adulta, irreverente, es un tiro que le sale a los dos por la culata. A Pink apenas se la reconoce en una producción tan directamente tonta, y Eminem, pobrecito, ¿qué hace imitando a Macklemore a estas alturas y con su trayectoria? Parece totalmente una canción hecha para otros dos intérpretes que hubiera caído en las manos de la pareja.

Gracias a Dios, el resto del trabajo no es tan incosistente, pero tampoco aporta nada nuevo al tablero de Pink. Es decir, tras cinco años de silencio, la cantante sabía muy bien qué cartas jugar, y uno se mantiene impasible ante la mitad del tracklist de ‘Beautiful Trauma’: su primer single está bien, la canción que titula al disco está bien, la más que posible single ‘Whatever You Want’ está bien… ¿pero no es triste, 17 años después del primer disco de Pink, que sólo pueda decirse de ellas que están «bien»?

Hay poco notable en su séptimo trabajo de estudio, aunque también es cierto que, visto el panorama musical, bastante es que la cantante haya conseguido mantener una carrera de éxito sin perder su personalidad, ni tener que salir con la clásica de «este es el disco que siempre quise hacer», etc. A Pink la conocemos ya de hace muchos años. Quiza demasiados como para no pensar en lo inofensivo que resulta todo su ‘Trauma’. Canciones como ‘Better Life’, ‘For Now’ o ‘Barbies’ pasan tan sin dejar marca que, de tan suaves, bien podría Pink haber lanzado una colección de potitos en vez de un álbum.

‘Beautiful Trauma’ es un jugar sobre seguro, un mantenerse dentro del tiesto, y un dar a sus seguidores lo que sabe que funciona, que a ratos aburre por lo previsible. No hay nada malo en el proyecto, de hecho, es una jugada inteligente después de un lustro en silencio. Pero responde más a un interés comercial que a un desarrollo artístico. Son canciones de playlist, de amigo que las lleva de fondo en el coche, de radio top40. Curioso, de hecho, para alguien que llegaba quejándose del posible rechazo de la misma.

 

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